30.12.10

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Cuando me faltas, echada
Sobre el olor que tu cuerpo
Imprime en las sábanas
Que horas antes nos cubrieron
Y tu falta me concede esa pegajosa
Y fantástica hambruna
Que siempre me conceden
Tus presencias o distancias,
Entonces tu aroma


-El recuerdo de tu cuerpo-


Me obliga, me somete, me condena,
Y mi cuerpo desnudo se estremece
Deslizándose lentamente
Y lentamente enloqueciendo,
Imitándome como cuando sobre ti
Mi desnudez te alcanza
Y te doblega y te concede,
Y me retuerzo como eses de una sierpe,
Rodeándome a mí misma,
Deseándote, transformándote
Incesante en ese aroma
Que ahora respiro
Y que me inunda
Y te transforma en mi interior,
Tomando mi propia forma,
Mi propia ansia,
Tu nueva compartida propia patria,
Y te deseo como nunca jamás
Hubiese podido desearte
Aún teniéndote.




Y mi lengua recorre entonces
Las sábanas, dibujando así
Sobre la memoria de tu cuerpo
El presente de tu ausencia.




Y sí, en ese entonces,
No lo niego,
El arquearse de mi espalda
Resulta definitivamente
Lo mejor de mi argumento...




Previo siempre a tu regreso
A mí y tus sustentos.

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