En una rosa desgajas la eterna caricia, que desciende con tus manos. Desnudo; temeroso; como un manantial que explota en mis senderos, cicatrizando las entrañas. Bajo el quejido diminuto de mi cabellera, te exhalas; entras en mi; en el silencio de mis pechos, acorralados por tus labios; temblando en una lengua, sensitiva y pulposa. Soy tuya, en el aire endemoniado que visita mi alma; tendida a ti, dorada y casta; o sobre el volcán de tu vientre, arrodillada y muda. Dentro y fuera; deslizando tu perfil entre mis manos; como una luna desatada, que recorre el infinito de mi cama.
Quisiera,
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Quisiera romper las barreras
de nuestra separación
para abrazarte, amarte
y darte todo mi corazón,
Si amor, vivir la ilusión
que por años vivo c...




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