24.3.12


La locura, el suicidio y la muerte me seducen mientras la luz tenue de la luna transgrede mis venas; escucho tu voz distante, como bufándote de la negrura de la noche y de la divinidad del viento que se trasluce cuando choca con mi rostro…

Mi sangre baña tus labios, los tiñe de rojo carmesí mientras tu manto púrpura me hace eterno e inmortal. Taciturno guardo mi llanto para el juicio final…

La alucinación toma cuerpo y recogiendo el polvo mortal domino a la muerte con el verbo; le insuflo su aliento y le obligo a volver a ser lo que es…

Ante ti, Hécate, Diosa de las sombras, mórbido mi cuerpo ardiente goza del candente placer necrófilo que le hace suyo, y al roce de tus pechos, mi corazón tirita, revienta y se desangra…

Al fin llegó el tiempo de partir, de envolver mi cuerpo para estar cerca de ti, junto a ti; allí en el Valle de las almas fieles donde tus labios fríos colmarán mi sed, antes de morir…

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